12/4/09

¿EL BANDO DE LA HUERTA? ¡LA "BANDA" –DE ESPECULADORES– DE LA HUERTA!



La CHS niega agua a regantes tradicionales para dársela a un campo de golf

Vidal Coy.- 09/04/2009
La Confederación Hidrográfica del Segura acaba de denegar agua de riego agrícola a huertanos de la zona de Murcia para dársela a un proyectado complejo residencial con campo de golf denominado Santomera Golf Resort, municipio situado a 15 kilómetros de la capital murciana en dirección a Alicante.
Todo arranca de antes del verano pasado, cuando el Boletín Oficial de la Región de Murcia publicó una petición de cambio de uso de riego agrícola a riego de campo de golf y zonas verdes de 85,42 hectáreas, en la zona regable del Azarbe (canal) del Merancho, en el inicio de la Vega Baja del Segura, al este de la capital murciana, en Santomera.

Se solicitaba por parte de la promotora Santomera Golf Resort la permuta del “riego de 45,16 hectáreas agrícolas que se dejarían de regar para poner en riego 38,01 hectáreas de nuevos regadíos de campo de golf y zonas verdes, son modificar los volúmenes concesionales”, según dice el escrito de denegación de la CHS firmado por el comisario de Aguas, Manuel Aldeguer.
La Asociación para la Conservación de la Huerta de Murcia, que agrupa a más de medio centenar de regantes de la llamada huerta tradicional, que no recibe agua del Tajo-Segura, presentó una alegación a lo publicado en el BORM para solicitar la adjudicación de esos caudales para sus explotaciones huertanas basándose en la modificación de la Ley de Aguas de 2001.

La huerta tradicional del Segura se ha reducido un 20%

En ella se establece que, ante un cambio de uso, el agua debe ser destinada por este orden a uso humano, regadíos y ocio. Entendían los alegantes que, como asociación de regantes, y dada la situación de sequía, el agua debía serles adjudicada para mantener sus explotaciones huertanas tradicionales.
Sin embargo, la CHS, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente socialista, notificó el pasado dos de abril a los regantes asociados que rechazaba la solicitud, siguiendo por tanto esos caudales asignados al futuro uso de ocio “de nuevos regadíos de campo de golf y zonas verdes” en el complejo Santomera Golf Resort, proyectado como campo de golf con residencial en unos terrenos que el Plan General urbano de Santomera recalifica de huerta a urbanizable.
Pocos días después de la notificación a los regantes, se ha sabido que la última inscripción del Registro de Aguas de la CHS revela que el regadío tradicional de la Huerta de Murcia ha pasado de 10.000 hectáreas en 2005 a 7.976 hectáreas en 2008. Es decir, la huerta tradicional del Segura se ha reducido en un 20% y ha perdido en sólo cuatro años la superficie equivalente a dos mil campos de fútbol, coincidiendo con la última expansión inmobiliaria en la ciudad de Murcia y alrededores, según publica la prensa local murciana.

“Sobrevivir con éxito”

El presidente de la CHS, el socialista Salvador Fuentes Zorita, declaró que el organismo de cuenca no escatimará esfuerzos “para ayudar a los últimos agricultores a sobrevivir con éxito”, palabras que son puestas en duda por fuentes de la Asociación para la Conservación de la Huerta Tradicional a la vista de la denegación recibida sobre los caudales de regadío que pasarán a verdear un campo de golf en Santomera.
Otras fuentes aseguran que algunos regantes del Azarbe del Merancho han suscrito un documento por el que renuncian a sus derechos de agua de regadío, en el que se ha basado el cambio de uso de agua para el campo de golf decidido por la CHS.


TENEMOS EL BANDO, NOS FALTA LA HUERTA.

Diego Jiménez (Artículo publicado en LA OPINIÓN de Murcia/14-04-09)

Aunque nacido en una familia de agricultores que, parte de su vida, dejaron su sudor en los surcos y caballones de aquel Campo de Cartagena regado por las aguas que los molinos de viento extraían trabajosamente de las entrañas del reseco suelo, me siento muy a gusto en Murcia, ciudad en la que vivo ya cerca de veinte años. Mi vinculación afectiva, pues, con el paisaje es doble: en mis escapadas a Cartagena, al vislumbrar esa llanura suavemente inclinada hacia el mar, siento la nostalgia de mi niñez y sigo percibiendo los olores del secano. Pero también amo la Huerta. O, al menos, lo que queda de ella. No hace tanto, el olor del azahar impregnaba las calles de la capital. Hoy ese aroma está ausente. Hace años, barrios como El Carmen, Vistabella, Santa María de Gracia…lindaban con cañares y tierras en las que aún nos era dado percibir el sonido del agua que, límpida, circulaba por sus acequias. Acequias hoy entubadas y engullidas por el asfalto y de las que nadie, sino los más ancianos del lugar, sabe de su existencia.

Murcia ha cambiado su faz de manera irreversible. Como toda la Región. He echado una ojeada al Informe “Sostenibilidad 2006”. Nuestra Comunidad Autónoma se sitúa a la cabeza de España en superficie ocupada en el primer kilómetro de costa y, por consiguiente, en los últimos lugares en superficie protegida terrestre y marina. Con un 60% de incremento de superficie artificial, ostenta en este aspecto el liderazgo de todas las comunidades autónomas. La Región ha elevado el porcentaje de suelo de naturaleza urbana al 216 por ciento, el mayor crecimiento de todas las provincias españolas. La tendencia a la destrucción del paisaje y, por consiguiente, al incremento de la construcción fue imparable en estos años. Lo prueba el hecho de que mientras el aumento de la población de 2001 a 2006 fue de un 14%, los valores catastrales subieron en ese periodo un 160%.

Con estas cifras, es lógico deducir que la víctima de ese crecimiento anárquico y sin control haya sido la Huerta. No hay más que recorrer su red de carriles y caminos de siempre, hoy transformados en improvisadas carreteras de pequeño tamaño aprovechadas por el vecindario para el acceso a la ciudad, ausente un transporte público eficiente y suficiente. Aun así, tenemos el Bando. Una muestra histórico-etnográfica que supone la expresión de algo que “fue” pero que ya “no es”. Porque la Huerta existió. Pero la torpeza y escasa visión de futuro de la clase política junto a la codicia insaciable de promotores y constructores han decidido condenar a la extinción este enclave multisecular. Hace unos meses moría Violante, esposa de Pedro, huertanos que personificaban la resistencia a dejar morir viejos modos de vivir y convivir entre moreras, hortalizas, naranjos, gallinas, conejos, cerdos… Un día, alguien decidió expropiarlos, obligándoles a abandonar su casa de siempre. La muerte de Violante, escasos días después de esa decisión administrativa, fue un aldabonazo en la conciencia colectiva de una ciudad que ve languidecer, para siempre, sus señas de identidad. Porque tenemos Bando, pero falta la Huerta. Tenemos peñas huertanas, empeñadas en el loable fin de, al menos, preservar en la memoria colectiva los usos y costumbres de quienes nos precedieron y lograron también, con su esfuerzo, ‘crear ciudad’. Aunque creo que el mismo empuje que ponen aquéllas en recordar lo que fue la Huerta debieran mostrarlo en la necesaria reivindicación de, al menos, conservar la que queda.

Pese a todo lo expuesto, me vestiré de huertano. Me cuesta diferenciar términos como tablacho, azud, azarbe, reguerón, acequia, merancho…Pero me tomaré unas cervezas y unas marineras a la salud de lo que queda de Huerta y a la de aquellos huertanos y huertanas que, un día como hoy, allá por 1931, vieron nacer la esperanza, como tantos españoles. Porque hoy es, además, 14 de abril.
http://desdemicornijal.blogspot.com

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